Vemos algo, lo queremos, lo deseamos, no podemos parar de mirarlo, es hermoso, es lo que mas queremos en la vida. Luego pensamos cómo hacer para conseguirlo, queremos que venga hacia nosotros, no nos animamos a ir a buscarlo. Seguimos mirándolo, nos encanta. Nos damos cuenta que es imposible conseguirlo y nos gusta aún más. Nuestro único objetivo es eso que nos encanta, es en lo único que pensamos. Queremos conseguirlo y hasta no conseguirlo no vamos a parar, porque nos encanta. Y del otro lado, el objeto deseado, el más anhelado, se aleja, se asusta, le da miedo la felicidad. Ve tanto entusiasmo, tanto amor, tanta generosidad que no puede creer que sea verdad. Desconfía, tiene miedo a ser lastimado. No quiere saber nada con todo ese amor, con todo ese deseo, esa anhelación. Mientras tanto, del otro lado, se quiere acercar mas , ¿por qué lo que más quiere en la vida se aleja? ¿no se da cuenta que lo necesita más que nada en la vida, que no puede vivir sin él?. Y ahí es cuando quiere recuperarlo, no quiere que se aleje. Entonces deja de ser egoísta, deja sus deseos más profundos a un lado e intenta recuperarlo, tratando de no sofocarlo. Se acerca despacio, sin ser avasallante. Entonces el objeto deseado se pregunta: ¿qué ha pasado? ¿he sido olvidado?. No entiende qué es lo que ha sucedido, sólo se siente vacío, como si le faltara algo y quiere averiguar cuál es la causa de la desaparición de la búsqueda hacia el. Se acerca con cierta mirada seductiva, con un tono de voz dulce, caminando en forma lenta, quiere volver a recuperar toda esa atención que tenía puesta sobre el. Mientras tanto, del otro lado, lo sorprende esa actitud, no entiende por qué tanto interés repentino, pero eso no importa. Al fin ese objeto que tanto deseaba, que le parecía imposible de alcanzar, puede tenerlo y entonces se vuelve a acercar, y finalmente, lo tiene. Del lado del objeto deseado, éste se pregunta si el arriesgarse vale la pena, si lo hará feliz. Duda, piensa, recapacita y vuelve al punto de origen: el miedo. Pero sabe que el juego de la histeria es muy peligroso y lastimoso. No quiere dejar de ser deseado pero tampoco quiere jugarse a ser feliz y dejar de lastimar al otro. Pero después de tanto pensar, de tanto sentir, se da cuenta que todo el amor que le brindan, es hermoso, no quiere perderlo y le gustaría poder devolverlo. Decide arriesgarse, toma la iniciativa para ser feliz. Y volviendo a mirar hacia el otro lado, se siente feliz de que al fin lo que más quería en la vida, sea suyo. Siente felicidad plena, no puede creer tanta felicidad, es indescriptible, su corazón derrama amor y felicidad por todas partes. El objeto deseado se siente atacado, pero feliz. Tiene miedo, pero se arriesga, quiere intentarlo y poco a poco se va soltando. De repente, derrocha amor por doquier, la felicidad le sobrepasa, no puede creer recibir tanto amor, y no puede creer dar tanto amor. Pero de pronto ocurre algo inesperado del otro lado, ese objeto que tanto deseaba, que tanto anhelaba, de repente deja de ser su necesidad primaria. Se siente inseguro de tanto amor, simplemente deja de ser importante (o mejor dicho, ya no es tan importante). El objeto deseado siente esa inseguridad, y ahí renace la histeria. El objeto antes no deseado, se convierte ahora en el deseado y este se siente sofocado. Y siempre es así, un circulo vicioso, cuando el objeto deseado cede, el otro se aleja y este ultimo se transforma en el objeto deseado, entonces, la histeria nunca acaba.
martes, 29 de septiembre de 2009
Histeria (por Sofi B)
Vemos algo, lo queremos, lo deseamos, no podemos parar de mirarlo, es hermoso, es lo que mas queremos en la vida. Luego pensamos cómo hacer para conseguirlo, queremos que venga hacia nosotros, no nos animamos a ir a buscarlo. Seguimos mirándolo, nos encanta. Nos damos cuenta que es imposible conseguirlo y nos gusta aún más. Nuestro único objetivo es eso que nos encanta, es en lo único que pensamos. Queremos conseguirlo y hasta no conseguirlo no vamos a parar, porque nos encanta. Y del otro lado, el objeto deseado, el más anhelado, se aleja, se asusta, le da miedo la felicidad. Ve tanto entusiasmo, tanto amor, tanta generosidad que no puede creer que sea verdad. Desconfía, tiene miedo a ser lastimado. No quiere saber nada con todo ese amor, con todo ese deseo, esa anhelación. Mientras tanto, del otro lado, se quiere acercar mas , ¿por qué lo que más quiere en la vida se aleja? ¿no se da cuenta que lo necesita más que nada en la vida, que no puede vivir sin él?. Y ahí es cuando quiere recuperarlo, no quiere que se aleje. Entonces deja de ser egoísta, deja sus deseos más profundos a un lado e intenta recuperarlo, tratando de no sofocarlo. Se acerca despacio, sin ser avasallante. Entonces el objeto deseado se pregunta: ¿qué ha pasado? ¿he sido olvidado?. No entiende qué es lo que ha sucedido, sólo se siente vacío, como si le faltara algo y quiere averiguar cuál es la causa de la desaparición de la búsqueda hacia el. Se acerca con cierta mirada seductiva, con un tono de voz dulce, caminando en forma lenta, quiere volver a recuperar toda esa atención que tenía puesta sobre el. Mientras tanto, del otro lado, lo sorprende esa actitud, no entiende por qué tanto interés repentino, pero eso no importa. Al fin ese objeto que tanto deseaba, que le parecía imposible de alcanzar, puede tenerlo y entonces se vuelve a acercar, y finalmente, lo tiene. Del lado del objeto deseado, éste se pregunta si el arriesgarse vale la pena, si lo hará feliz. Duda, piensa, recapacita y vuelve al punto de origen: el miedo. Pero sabe que el juego de la histeria es muy peligroso y lastimoso. No quiere dejar de ser deseado pero tampoco quiere jugarse a ser feliz y dejar de lastimar al otro. Pero después de tanto pensar, de tanto sentir, se da cuenta que todo el amor que le brindan, es hermoso, no quiere perderlo y le gustaría poder devolverlo. Decide arriesgarse, toma la iniciativa para ser feliz. Y volviendo a mirar hacia el otro lado, se siente feliz de que al fin lo que más quería en la vida, sea suyo. Siente felicidad plena, no puede creer tanta felicidad, es indescriptible, su corazón derrama amor y felicidad por todas partes. El objeto deseado se siente atacado, pero feliz. Tiene miedo, pero se arriesga, quiere intentarlo y poco a poco se va soltando. De repente, derrocha amor por doquier, la felicidad le sobrepasa, no puede creer recibir tanto amor, y no puede creer dar tanto amor. Pero de pronto ocurre algo inesperado del otro lado, ese objeto que tanto deseaba, que tanto anhelaba, de repente deja de ser su necesidad primaria. Se siente inseguro de tanto amor, simplemente deja de ser importante (o mejor dicho, ya no es tan importante). El objeto deseado siente esa inseguridad, y ahí renace la histeria. El objeto antes no deseado, se convierte ahora en el deseado y este se siente sofocado. Y siempre es así, un circulo vicioso, cuando el objeto deseado cede, el otro se aleja y este ultimo se transforma en el objeto deseado, entonces, la histeria nunca acaba.
domingo, 27 de septiembre de 2009
Sin vinculo

Quiero expresar mi rabia
y encuentro trabas compañero
creo no estar haciendo un descubrimiento cuando digo:
odiar es un complicado agujero.
incognita de accion y reaccion
ajedrez estrategico del ignorante
el jeugo termina en insultos y colerica agresion
Elijo callar de aquí en adelante.
Esa fuerza interior que despierta
cual voz del mas alla que reclama libertad
Que debo hacer a ciencia cierta?
Matar o perdonar, aceptar en trance mi contrariedad
y encuentro trabas compañero
creo no estar haciendo un descubrimiento cuando digo:
odiar es un complicado agujero.
incognita de accion y reaccion
ajedrez estrategico del ignorante
el jeugo termina en insultos y colerica agresion
Elijo callar de aquí en adelante.
Esa fuerza interior que despierta
cual voz del mas alla que reclama libertad
Que debo hacer a ciencia cierta?
Matar o perdonar, aceptar en trance mi contrariedad
martes, 15 de septiembre de 2009
Verdades universales [pido disculpas lectores]
Para los que no me conocen, aquí una introducción. Siempre me interesó el concepto de “verdades universales”. ¿Qué significa esto? ¿Existen dichas cientificidades realmente? Si es que existen, ¿por qué no han de cumplirse regularmente? Pero además de eso, ¿qué necesidad hay de ponerle un rotulo a todo? “si sr. ese concepto va en la columna 3 del estante 5to en la clasificación tal, que no sirve para otra tal cosa, y debe ser leído con estos lentes 3D multicolores”. Particularmente, no sé si confiar en ellas, lo único que mas o menos entiendo es que nunca me gustaron las consecuencias de esta noción.
“-Doctor, me duele el ojo derecho”
“-Ahh me va a tener que disculpar señora, pero yo simplemente soy un especialista en ojos izquierdos, vaya a recepcion y pida con uno de derechos”.
¡¿Que es esta megaespecializacion de todo?¡ Al final no terminas siendo medico sino una minimaparte de lo q ello significa. Y asi con todo. Pero que tiene que ver con las verdades universales?? Mucho. Como decía, para tener universalidades hace falta encasillar todo, tener todo bien ordenadito, pero es justamente en ese orden que ante la minima diferencia, todo se distorciona, se corrompe y cae.
Bueno una vez mas mi profe de psicología me roba un idea que estaba a punto de salir del horno. Sin mas introducción, aquí la presento brevemente y a desgano:
El espiritu occidental se basa en acopiar todo, intentar reducir lo existente a conceptos universales estrictos. La gran diferecia con el pensamiento oriental es que ellos suelen ser revisionistas, sus religiones politeistas, sus frases abiertas y sus miles de tecnicas curativas (que al parecer carecen de sentido frente al ojo occidental desentrenado), son muestra de esto. No hay ciencia cierta para el oriental.
Seguramente alguien con mas conocimientos, datos y estudios que yo, y digámoslo de una vez por todas, una persona mas inteligente, posiblemente haya ya abarcado este tema.
Es sin embargo importante para mi ir uniendo cabos en mi interpretación de las “verdades universales” ya que me permite de alguna forma un enriquecimiento a través de un doble ejercicio, de acercamiento por un lado, permitiendo sacar algun provecho, y de alejamiento en el otro extremo, porque a medida que me embebo mas y mas, peores mi prejuicios devienen y pierdo progresivamente mi interes. Es por esto ultimo que escribo rapido y casi sin pensar, haciendo este texto aburrido y sin sentido; por eso en este humilde acto pido disculpas a los lectores.
“-Doctor, me duele el ojo derecho”
“-Ahh me va a tener que disculpar señora, pero yo simplemente soy un especialista en ojos izquierdos, vaya a recepcion y pida con uno de derechos”.
¡¿Que es esta megaespecializacion de todo?¡ Al final no terminas siendo medico sino una minimaparte de lo q ello significa. Y asi con todo. Pero que tiene que ver con las verdades universales?? Mucho. Como decía, para tener universalidades hace falta encasillar todo, tener todo bien ordenadito, pero es justamente en ese orden que ante la minima diferencia, todo se distorciona, se corrompe y cae.
Bueno una vez mas mi profe de psicología me roba un idea que estaba a punto de salir del horno. Sin mas introducción, aquí la presento brevemente y a desgano:
El espiritu occidental se basa en acopiar todo, intentar reducir lo existente a conceptos universales estrictos. La gran diferecia con el pensamiento oriental es que ellos suelen ser revisionistas, sus religiones politeistas, sus frases abiertas y sus miles de tecnicas curativas (que al parecer carecen de sentido frente al ojo occidental desentrenado), son muestra de esto. No hay ciencia cierta para el oriental.
Seguramente alguien con mas conocimientos, datos y estudios que yo, y digámoslo de una vez por todas, una persona mas inteligente, posiblemente haya ya abarcado este tema.
Es sin embargo importante para mi ir uniendo cabos en mi interpretación de las “verdades universales” ya que me permite de alguna forma un enriquecimiento a través de un doble ejercicio, de acercamiento por un lado, permitiendo sacar algun provecho, y de alejamiento en el otro extremo, porque a medida que me embebo mas y mas, peores mi prejuicios devienen y pierdo progresivamente mi interes. Es por esto ultimo que escribo rapido y casi sin pensar, haciendo este texto aburrido y sin sentido; por eso en este humilde acto pido disculpas a los lectores.
martes, 8 de septiembre de 2009
El Rey Castor

-Narcisista empedernido: somos tu y yo los pensadores aunque pensadores de todo nuestro entorno, ¿Quién sino sería capaz de razonar a la par de los cambios de derredor?
-Darwin: lo mismo suponía el rey castor cuando construía su presa de troncos, creyéndose amo y señor de todo el bosque, sin saber que en verdad, el titulo de la tierra pertenecía a un tal Sir. Godard Fergusson.
domingo, 6 de septiembre de 2009
¿Por qué las viejas son propensas a caerse?

Cumpliendo mi rutina laboral recapacite hoy al ver a un “adulto mayor” (como bien nos han enseñado en la asignatura accion solidaria, a nosotros, los freakes del pelle) quien observaba completamente absorto y concentrado, cual Bruce Willis en la pelicula 6to Sentido al encender el ultimo fosforo salvador, el relieve pedregoso de la vereda.
Mi reflexion cae de madura en un hecho fortuito y aislado esta misma mañana, que cual deduccion rapida de cientifico o como rastafari armando, recorde todos mis encontronazos pasados con ancianos y les da sentido; deduje la siguiente premisa: “Los abuelos suelen ser mas propensos a los accidentes en la via publica debido a su motricidad limitada, en primer lugar, y en segundo termino a causa de su afan por buscar la pizada perfecta cometiendo asi errores garrafales en el propio acto o pierdendo de vista su entorno”. Esto último fue lo que me sucedió a mi ni mas ni menos… En cumplimiento de mi puesto de encargado de logistica y distribución de los productos terminados ( labor mas comúnmente denominada repartidor o cadete) mi vida y la de otro ser humano octogenario, estuvo al borde de la corniza cuando este vejete, con su frente casi pegada al piso, desoye mi voz de “permiso” y continua con su accionar, a la par que mi bicicleta casi hace que requiera una nueva medula osea.
Si bien este relato es un poco confuso quiero que ud, Sr. lector, se quede con la idea principal, todo lo anterior fue un simple acercamiento a las medidas drasticas que sin duda debemos afrontar. Es menester la de todos nosotros, hijos, nietos y bisnietos, que hagamos todo lo necesario para que nuestros progenitores reumaticos eleven su frente al cielo, levanten su desfigurada columna y en ultima instancia engrandezcan su espiritu. Quiero ni mas ni menos una REVOLUCION.
[ADVERTENCIA: cualquier similitud con otras revoluciones sin sentido, es pura coincidencia]
Mi reflexion cae de madura en un hecho fortuito y aislado esta misma mañana, que cual deduccion rapida de cientifico o como rastafari armando, recorde todos mis encontronazos pasados con ancianos y les da sentido; deduje la siguiente premisa: “Los abuelos suelen ser mas propensos a los accidentes en la via publica debido a su motricidad limitada, en primer lugar, y en segundo termino a causa de su afan por buscar la pizada perfecta cometiendo asi errores garrafales en el propio acto o pierdendo de vista su entorno”. Esto último fue lo que me sucedió a mi ni mas ni menos… En cumplimiento de mi puesto de encargado de logistica y distribución de los productos terminados ( labor mas comúnmente denominada repartidor o cadete) mi vida y la de otro ser humano octogenario, estuvo al borde de la corniza cuando este vejete, con su frente casi pegada al piso, desoye mi voz de “permiso” y continua con su accionar, a la par que mi bicicleta casi hace que requiera una nueva medula osea.
Si bien este relato es un poco confuso quiero que ud, Sr. lector, se quede con la idea principal, todo lo anterior fue un simple acercamiento a las medidas drasticas que sin duda debemos afrontar. Es menester la de todos nosotros, hijos, nietos y bisnietos, que hagamos todo lo necesario para que nuestros progenitores reumaticos eleven su frente al cielo, levanten su desfigurada columna y en ultima instancia engrandezcan su espiritu. Quiero ni mas ni menos una REVOLUCION.
[ADVERTENCIA: cualquier similitud con otras revoluciones sin sentido, es pura coincidencia]
viernes, 28 de agosto de 2009
A veces creo q debo sufrir par que los demas no.

Luego de tantas rutinarias maldiciones me encuentro hoy frente a un pensamiento que me habla al oído y se burla de mí. Me dice en un suspiro que el destino me ha deparado una labor imposible de ser rechazada, y que por no haber nacido con marcas en mi cuerpo, deberé lidiar con un peso extra que desde un principio hizo diferenciarme entre otros alegres niños; este, señores, es el infortunio del sufrimiento.
Como muchos de los acertijos con los que nos topamos, no tiene sentido alguno preguntarse: “¿Por qué a mi?” y si bien es fácil concluir esto ahora, una vez clarificado mi propósito, no lo fue en el pasado, tiempos en que empeñarse en luchar contra la adversidad solo provocaba la reacción opuesta. Momentos ilusorios de felicidad y depresión se revelan hoy ante mi como un enfrentamiento constante por superarse carente de sentido, para volver a caer finalmente en el abismo de lo irremediablemente verdadero que es el dolor y la amargura. Por supuesto que existieron sentimientos y recuerdos por así decirlos “memorables”, no estoy negándolos ni pretendo obligarme a creer otra cosa: veranos en familia, interminables juegos de infancia, tardes y noches de festejos, mañanas de entrenamientos, cielos tornasolados, y quien sabe que otras cosas me han hecho feliz anteriormente.
Concluyo entonces que sin lugar a dudas todo es parte de la misma estructura prediseñada de la tortura, cuyos pilares se manifiestan directamente en mí cual un dictador totalitario, quien se apodera de mi inconciente y le suministra los parámetros adecuados para que no vea mi verdadero objetivo en este planeta, que seamos sinceros, no es otra cosa que un gran conjunto de metas. Y justamente debido a que nuestros fines esperan ser alcanzados, es que yo deberé cumplir el mío, para que no interfiera en el de los demás (no sea cosa que intente descifrar de que trata ser libre). Forzado estoy a atravesar padeciendo mis días, esperando continuamente un nuevo dolor que me aborde, para hundirme aun mas en mi estado desesperado; Y esto ultimo es así ya que a diferencia de la creencia popular, este martirio, no construye, uno no se forja junto con él y agiganta su persona, NO! Todo lo contrario, uno de va derrumbando poco a poco con cada golpe de palmas, con cada estruendo.
Pero bueno quien soy yo para modificar mi destino o si quiera opinar sobre el, miles de hombres en la historia han fracasado, que me hace pensar que pueda ser yo el torque necesario para dar vuelta la rosca de esta gran maquina que algunos llaman vida.
Como muchos de los acertijos con los que nos topamos, no tiene sentido alguno preguntarse: “¿Por qué a mi?” y si bien es fácil concluir esto ahora, una vez clarificado mi propósito, no lo fue en el pasado, tiempos en que empeñarse en luchar contra la adversidad solo provocaba la reacción opuesta. Momentos ilusorios de felicidad y depresión se revelan hoy ante mi como un enfrentamiento constante por superarse carente de sentido, para volver a caer finalmente en el abismo de lo irremediablemente verdadero que es el dolor y la amargura. Por supuesto que existieron sentimientos y recuerdos por así decirlos “memorables”, no estoy negándolos ni pretendo obligarme a creer otra cosa: veranos en familia, interminables juegos de infancia, tardes y noches de festejos, mañanas de entrenamientos, cielos tornasolados, y quien sabe que otras cosas me han hecho feliz anteriormente.
Concluyo entonces que sin lugar a dudas todo es parte de la misma estructura prediseñada de la tortura, cuyos pilares se manifiestan directamente en mí cual un dictador totalitario, quien se apodera de mi inconciente y le suministra los parámetros adecuados para que no vea mi verdadero objetivo en este planeta, que seamos sinceros, no es otra cosa que un gran conjunto de metas. Y justamente debido a que nuestros fines esperan ser alcanzados, es que yo deberé cumplir el mío, para que no interfiera en el de los demás (no sea cosa que intente descifrar de que trata ser libre). Forzado estoy a atravesar padeciendo mis días, esperando continuamente un nuevo dolor que me aborde, para hundirme aun mas en mi estado desesperado; Y esto ultimo es así ya que a diferencia de la creencia popular, este martirio, no construye, uno no se forja junto con él y agiganta su persona, NO! Todo lo contrario, uno de va derrumbando poco a poco con cada golpe de palmas, con cada estruendo.
Pero bueno quien soy yo para modificar mi destino o si quiera opinar sobre el, miles de hombres en la historia han fracasado, que me hace pensar que pueda ser yo el torque necesario para dar vuelta la rosca de esta gran maquina que algunos llaman vida.
domingo, 23 de agosto de 2009
El controlador (sin terminar)
Supe una vez de una historia africana. Al parecer algo en el interior de la sabana dominaba a los extranjeros peregrinos que arribaban al viejo continente.
Luego de varias noches sin poder conciliar el sueño creo que he recordado al fin, de que se trataba este mito: “todo aquel que cruce las barreras invisibles de la salvaje África e intente describir lo que aquí sucede, será sentenciado a padecer un destino totalmente distinto al de su voluntad, no pudiendo transcribir la realidad mas que lo que los 3 espíritus protectores concedan.” versó una vez un chaman negro. Es raro que me haya acordado de este viejísimo cuento después de tantos años viviendo aquí en Sudáfrica. No recuerdo como es que este relato llego a mis oídos, aunque debo admitir que hoy que mi prosa es conocida en todo el mundo, que mis libros son leídos desde niños hasta adultos, debo admitir por fin y sin más rodeos, que estoy asustado. Escéptico fervoroso como fui o más bien soy, no creí en dichas palabras de advertencia en un comienzo, sin embargo el arrepentimiento me ha llegado en hora buena a mis 82 años.
¿Qué es lo que escribo sino obras ajena a mí? No soy pues lo que creo ser, o tal vez si, pero no mi prosa, no esos versos endemoniados que tiempo atrás escribí.
Ahora mi mano se mueve en la hoja, y puedo ver en el reflejo de mi lámpara auroras celestes que exhalan de ella; son poderes ficticios de mi cerebro que no controlo y que por mas que crea que lo hago se que solo es un cruel engaño a mi intelecto.
De pronto me encuentro con este, mi último mensaje en esta tierra de nadie. Mañana zarpa mi barco hacia Nice. Dejo para siempre este suelo de muerte y pobreza. Quedaran en mi pasado mis relatos de aventuras, cacerías, tribus y embrujos, ahora puedo ser libre al fin. Puedo ver mi barco encallado, solo unos pocos metros mas… pero ahora me doy cuenta que no existe escapatoria alguna, las palabras se quedaran aquí, el encanto no puede trascender Africa. “No puedo permitir que develes nuestros secretos extraño, en ese caso lo poco que existe aquí, perecería finalmente”, resuena en mi cabeza un idioma desconocido. Siento al fin los hilos que me controlan y comprendo que mi escapatoria en vano fue. Al igual que estos párrafos, mi huida, se hace cenizas y desaparece para siempre. Muere con mi cuerpo aquellos secretos que jamás devele y que muchos menos comprendí, muere mi mano y mi pluma, muere mi voz y mi persona.
Luego de varias noches sin poder conciliar el sueño creo que he recordado al fin, de que se trataba este mito: “todo aquel que cruce las barreras invisibles de la salvaje África e intente describir lo que aquí sucede, será sentenciado a padecer un destino totalmente distinto al de su voluntad, no pudiendo transcribir la realidad mas que lo que los 3 espíritus protectores concedan.” versó una vez un chaman negro. Es raro que me haya acordado de este viejísimo cuento después de tantos años viviendo aquí en Sudáfrica. No recuerdo como es que este relato llego a mis oídos, aunque debo admitir que hoy que mi prosa es conocida en todo el mundo, que mis libros son leídos desde niños hasta adultos, debo admitir por fin y sin más rodeos, que estoy asustado. Escéptico fervoroso como fui o más bien soy, no creí en dichas palabras de advertencia en un comienzo, sin embargo el arrepentimiento me ha llegado en hora buena a mis 82 años.
¿Qué es lo que escribo sino obras ajena a mí? No soy pues lo que creo ser, o tal vez si, pero no mi prosa, no esos versos endemoniados que tiempo atrás escribí.
Ahora mi mano se mueve en la hoja, y puedo ver en el reflejo de mi lámpara auroras celestes que exhalan de ella; son poderes ficticios de mi cerebro que no controlo y que por mas que crea que lo hago se que solo es un cruel engaño a mi intelecto.
De pronto me encuentro con este, mi último mensaje en esta tierra de nadie. Mañana zarpa mi barco hacia Nice. Dejo para siempre este suelo de muerte y pobreza. Quedaran en mi pasado mis relatos de aventuras, cacerías, tribus y embrujos, ahora puedo ser libre al fin. Puedo ver mi barco encallado, solo unos pocos metros mas… pero ahora me doy cuenta que no existe escapatoria alguna, las palabras se quedaran aquí, el encanto no puede trascender Africa. “No puedo permitir que develes nuestros secretos extraño, en ese caso lo poco que existe aquí, perecería finalmente”, resuena en mi cabeza un idioma desconocido. Siento al fin los hilos que me controlan y comprendo que mi escapatoria en vano fue. Al igual que estos párrafos, mi huida, se hace cenizas y desaparece para siempre. Muere con mi cuerpo aquellos secretos que jamás devele y que muchos menos comprendí, muere mi mano y mi pluma, muere mi voz y mi persona.
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